Realizada por Sam Peckinpah, se rodó en conemascope en Inyo National Forest y Bronson Canyon (California), con un presupuesto de 1 M dólares. Producida por Richard E. Lyons, fue nominada al BAFTA a la mejor actriz novel (Marietta Hartley).
La acción tiene lugar, camino de Coarsegold, en un momento no determinado de la última década del XIX. Narra la historia de un antiguo sheriff, Seteve Judd (Joel McCrea), respetado, entrado en años, contratado por un banco para transportar un cargamento de oro desde la mina a la ciudad, a través de un territorio peligroso. Judd se hace con la colaboración de veterano Gil Westrum (Randolf Scott) y del joven Heck Longtree (Ron Starr). En el camino encuentran a una muchacha, Elsa Knudsen (M. Hartley), a la que defienden de los intentos de rapto y violación de los hermanos Hamond.
La película recoge toda la iconografía del "western", con pistoleros, aventureros, banqueros, prostitutas, mineros, misioneros, comerciantes, cantineros y otros, que sitúa en un contexto temporal y social diferente. El Oeste no es ya el espacio de las correrías de los indios, ni el lugar de asentamiento de pioneros y colonos, ni el escenario de las proezas de héroes como Will Kane, Ethan Edwards, Owen Thursday. El sentido crespuscular de la historia se acentúa con la edad de Judd y Westrum, su participación en los "westerns" de la época dorada y la hora final de sus carreras: última intervención en cine de Randolf Scott y una de las últimas de Joel McCrea. La emergencia de un tiempo nuevo se simboliza en el primitivo modelo de un automóvil, que presagia profundos cambios tenológicos. Se trata con respeto, nostalgia y lirismo el viejo Oeste y los códigos de conducta de sus protagonistas (amistad, lealtad e independencia personal). La historia es rica en trazos de humor, que culminan en la ceremonia de la boda de Elsa y Billy. Se exalta el sentido de la amistad y responsabilidad de Judd y se condenan la traición al amigo y el fanatismo religioso de Joshua Knudsen (R.G. Armstrong), que suma ciega ortodoxia religiosa y maltrato con abusos de la hija.
La música aporta una brillante partitura de viento y percusión, que añade algunas canciones populares. La fotografía se ajusta a la estética de Peckinpah: colores atenuados y neutros, juegos de luces y sombras bien construídos, importancia del claroscuro y paisajes espectaculares. El guión desarrolla una historia interesante, intensa y crepuscular, rica en toques de humor (carrera de un camello y muchos caballos). La interpretación de los dos veteranos es magnífica y loable la de los secundarios. La dirección demuestra, a los 36 años, una espléndida madurez.
Película rica en matices y sugerencias, que dice más de lo que aparenta. Muestra el ocaso del antiguo Oeste con nostalgia, lirismo, admiración y respeto.
Crítica de Miguel en Filmaffinity.